¿Quién no se ha imaginado nunca que en el futuro veríamos coches volar, pantallas virtuales en 3D saliendo de un teléfono, casas inteligentes o carreteras por debajo del agua como si de una película de ciencia ficción se tratara?
Cerca de esto es lo que Facebook está intentando en la actualidad. Hoy ha anunciado la compra de la empresa de tecnología de realidad virtual Oculus VR por 2.300 millones de dólares (1.664 millones de euros), apenas un mes después de que la compañía de Mark Zuckerberg gastara 16.000 millones en adquirir WhatsApp. ¿Qué más va a controlar aparte de nuestro teléfono y nuestros posts en Facebook?
Lo que sí sabemos es que Zuckerberg pretende anticiparse al futuro próximo y ha anunciado que ”se están preparando para las plataformas de mañana y que Oculus tiene la oportunidad de crear la plataforma más social que haya existido”.
Oculus es una compañía referente que empieza a desarrollarse en el sector de la realidad virtual gracias a su casco Oculus Rift cuyo uso principal son los juegos, aunque sus aplicaciones van más allá del entretenimiento. Facebook no pretende ni más ni menos que expandirlo a toda su red social, sobre todo en el ámbito de la comunicación, el educativo y el de los videojuegos.
¿Es que pretenden que vivamos en una realidad ficticia? Ahora ya no se quedará para tomar un café en un bar y charlar tranquilamente, sino que se quedará a través de WhatsApp o por el chat de Facebook a una hora concreta para hacer una vídeollamada con el casco de Oculus VR para simular que se está en el mismo espacio-tiempo y, así, tomar un café ”juntos”.
Viviremos en una realidad ficticia provocada por el humano, como si se tratase de la película Avatar. ¿Dónde quedarán los abrazos y los besos de verdad? Sé que parece demasiado exagerado pero no sé dónde iremos a parar con tanta tecnología futurista, aunque es cierto que muchas sociedades nunca llegarán a ver un teléfono móvil, ya que por desgracia el planeta no avanza con fines comunes y éticos, sino, todo lo contrario, con ambiciones y fines egoístas, cegados por el consumismo y la publicidad, que muchas veces nos crea necesidades que realmente no necesitamos, valga la redundancia.
Por otra parte, sacándole algo de beneficio al nuevo producto, puede servir para mantener una comunicación más eficiente y ‘cercana’ con personas que estén lejos de tu entorno. Aunque la última cuestión que realmente me preocupa es: ¿llegará el momento en que la vida virtual se llegue a confundir con la vida real? Es algo que hoy por hoy no podemos saber, ya que es un proyecto que ”acaba de nacer” pero que cada vez es más perturbador, ya que avanza, tal vez, demasiado rápido.